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Enfermedades Psicosomáticas: Sugestión o Realidad.

Con todo respeto para los eruditos médicos que salvan vidas y previenen enfermedades. Cuando la Peste Negra (bubónica) cobró la vida de casi un tercio de Europa en el siglo XIV, le reclamaron a la muerte porqué había hecho tanto daño. Y contestó la muerte: “Yo solamente maté a la mitad; la otra mitad se murió del miedo”.
La relación de la mente sobre el cuerpo es bien clara. Del mismo modo que las enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo y nos provocan temor, miedo o preocupación, muchos problemas psicológicos provocan síntomas físicos. Las enfermedades psicosomáticas son muy frecuentes; casi un 12% de la población sufre estas molestias y se considera que una cuarta parte de las personas que acuden con el médico por atención primaria, presentan este tipo de enfermedades.
¿Qué son las enfermedades psicosomáticas? Se entiende que una persona sufre somatizaciones cuando presenta síntomas físicos y tras un examen médico, estos síntomas no pueden ser explicados por una enfermedad médica. Además, pese a que la persona pueda padecer una enfermedad, tales síntomas y sus consecuencias son excesivos en comparación con lo que cabría esperar. Todo ello causa a la persona que sufre estas molestias un gran malestar en distintos ámbitos de su vida.
Por el escaso tiempo en las consultas y al difícil diagnóstico de las enfermedades somáticas, la Medicina tradicional tiende a centrarse en los síntomas físicos de la enfermedad, olvidando la verdadera causa del problema o aquello que lo puede estar manteniendo. Es común escuchar a personas que se quejan de haber visto a varios médicos sin que les encuentren nada; siguen sintiéndose mal y presentan los síntomas iniciales. Estos son problemas psicosomáticos.
A menudo los médicos tratan con fármacos a estos pacientes, pero al cabo de un tiempo éstos vuelven con el mismo problema sin resolver o con otros síntomas diferentes. Así pues, al final el médico deriva a este tipo de pacientes al psicólogo alegando que todo es una cuestión de “nervios”.
Sin embargo, desde el punto de vista del paciente, el no encontrar una causa física, le hace pensar que puede tener una enfermedad psicológica y consecuentemente teme por su salud mental. Así, las personas que padecen estas dolencias no entienden muy bien qué les pasa y se muestran reticentes a acudir a un psicólogo porque no comprenden cómo éste profesional les puede ayudar.
¿Por qué el médico me dice que debo acudir al psicólogo? ¿Si mi problema no es físico, a qué se debe? Estas preguntas son comunes en personas que padecen somatización y que son enviadas a un psicólogo. A continuación les damos respuesta.
A menudo las personas que padecen problemas psicosomáticos no han logrado encontrar una causa orgánica a sus síntomas o tras realizar distintos tratamientos médicos éstos no mejoran. Incluso, hay ocasiones en que los fármacos les ayudan durante una temporada, pero entonces aparece un nuevo síntoma.
Las personas con esta situación, frecuentemente, no creen tener un problema psicológico, y acuden de médico en médico para encontrar una respuesta física. Sin embargo, cuando se indaga un poco en su rutina diaria, éstas personas tienden a darse cuenta de que hay algo en sus vidas que les crea malestar o ansiedad.
No se trata de tener un trauma infantil, simplemente, hay ocasiones en las que algo nos supera y no sabemos cómo hacerle frente o bien llevamos un ritmo de vida demasiado acelerado como para que nuestro cuerpo no se resienta.
Además, ante un dolor o una molestia física, lo primero que tendemos a pensar es que padecemos alguna enfermedad física, sin embargo, la gran mayoría de las veces no es así. La salud no es el silencio del cuerpo, y no todos los síntomas o molestias son resultado de una enfermedad física.
De las molestias que sentimos a diario el 70% se deben a causas naturales. Entre éstas, encontramos las que puede provocar el propio funcionamiento del organismo cuando realizamos la digestión, cuando respiramos, o cuando sudamos. Incluso, los hábitos de vida poco saludables como la mala alimentación, malos hábitos de sueño o realizar poco ejercicio físico también pueden provocarnos malestar físico. Por último el medio ambiente también influye en nuestro cuerpo; aquí encontramos factores como la contaminación, la humedad, el calor, el frío, hongos, etc.
Sólo un 5% de nuestros dolores se deben a enfermedades físicas. Y un 10% de éstas son graves. De cada 1000 molestias sólo 4 se deben a enfermedades graves. Finalmente, un 25% de las molestias físicas que podemos sentir se deben a causas psicológicas. En este punto es donde se encuentran las enfermedades psicosomáticas. Veámoslas con más detalle.
Por lo general, se tiende a pensar que las enfermedades psicológicas sólo causan tristeza, llanto, sentimientos de inferioridad y otros síntomas que no tienen que ver con el cuerpo, sin embargo, esta idea es errónea. Nuestros emociones influyen en nuestro cuerpo, al igual que éste influye en nuestras emociones.
La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Un ejemplo serían los estudios que relacionan el estrés con el cáncer. En este sentido, se ha demostrado que éste puede influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad. Del mismo modo, se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan una debilitación del sistema inmunológico o de defensa, con lo que pueden enfermar con más facilidad o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.
En el sistema nervioso pueden provocar dolores de cabeza, mareos, vértigos, desmayos, hormigueos o parálisis musculares. En nuestros sentidos, provocan la ceguera, visión doble o afonía. En el sistema circulatorio producen palpitaciones y taquicardias. En el sistema respiratorio causan sensación de ahogo, dolor u opresión en el pecho. En el sistema digestivo producen sequedad de boca, sensación de atragantamiento, náuseas, vómitos, estreñimiento o diarrea. En el sistema osteomuscular provocan tensión muscular, dolor muscular o cansancio.
Entre las enfermedades relacionadas con el estrés, encontramos: la hipertensión, enfermedades coronarias, asma, gripe, cáncer, hiper e hipotiroidismo, úlceras de estómago, síndrome del intestino irritable, Cefaleas, dolor crónico, contracturas musculares e impotencia.
Se puede mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades psicosomáticas entendiendo de dónde provienen las molestias físicas que sufren y cambiando aquello que las provocan: estrés, autoexigencias elevadas, vida etc.
Si estás interesado en más información al respecto de este tema, escríbenos, con mucho gusto te la enviaremos vía correo; será un placer compartirlo contigo.
LAE Miguel Mayoral Casillas capydesint@hotmail.com

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