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Punto y Aparte

Por el Grillo

Este tema es punto neurálgico en el aspecto de seguridad, jurisprudencia y conciencia social. Debe ser profundamente analizada la posibilidad de aplicar la pena de muerte en México, tomando en cuenta que tenemos un sistema jurídico vacilante, sin eficacia y con poca credibilidad. Un sistema penitenciario obsoleto e insuficiente. Una policía con visión y estrategia de una tortuga. Desde mi punto de vista seria catastrófico e iluso pensar en aplicar pena de muerte con estos enormes vacíos de gobernabilidad. Pero si preguntamos a cada lector de este periódico, creo que la respuesta es evidente ante el hartazgo de la sociedad, a causa de la incapacidad del estado mexicano para mantener el orden y la paz social.

El congreso de Coahuila, acordó presentar una iniciativa de reforma a la constitución política de los estados unidos mexicanos, para permitir la pena de muerte en casos de secuestro con homicidio. De los treinta y cinco diputados de la cámara local, veintidós votaron a favor y diez en contra. El pasado lunes el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, dijo que a su propuesta sólo le faltaba la forma de aplicar la pena de muerte. Mientras que las reacciones no se hicieron esperar; en la cámara de senadores la calificaron de estridente.

Se abre la posibilidad de debate sobre la pena de muerte. El consenso tan amplio en opinión no se había logrado de manera tan evidente en México, ya que según encuestas 8 de cada 10 mexicanos dice sí a la pena de muerte. Tiene que ver con el miedo que prevalece en la sociedad toda, a ser secuestrado, a vivir en un clima de inseguridad tan arraigado en calles y banquetas del lugar en que vivimos. Miedo a que le pase algo a los seres queridos, desconfianza a toda autoridad, en distintos órdenes de gobierno, llámese federal, estatal o municipal. No sabemos a ciencia cierta que ocurre con las acciones que llevan a cabo las autoridades, encuentran a nadie y si encuentran a alguien no sabemos si se lo inventaron, es decir, son muchas las razones por las que la mayoría de las personas aprueban esta propuesta, pero son las mismas razones por las que debe cuestionarse.

Creo que como estado el hecho de matar a quien ha matado, no disminuye el nivel de ejecuciones en un país, ni hace que los demás dejen de matar y secuestrar, por lo que se ha visto no es disuasiva la pena de muerte. Pienso que es alucinante, oportunista y demagógico que el gobernador de Coahuila salga a subirse sobre una posición de desesperanza de la sociedad, para hacerse notar, para decir que él si representa el interés de todos, garantizará este gobernador que en Coahuila el sistema de investigación, los jueces y todo el aparato de justicia no matarán a cualquiera cometiendo errores. Imagínese usted lector, que le caiga gordo a alguien y le pongan el cadáver de un secuestrado en su cajuela, le inculpan de secuestrador con homicidio, conociendo la gran capacidad de investigación de nuestras procuradurías y adiós, le aplican pena de muerte sin ser un verdadero secuestrador.

Por otro lado los políticos no deberían de salirse por la tangente, venir a darnos discursos de metafísica, moral, teología por no abordar el tema y pensar si es prudente la pena de muerte o mejor aún, ahondar en restructuración de la impartición de justicia y que la ley se aplique verdaderamente. No quiero decir con esto que se debe aprobar la pena de muerte, simplemente considero pertinente abordar el tema como verdaderos políticos y analizarlo a fondo, de manera profesional, responsable. Que convenzan a la gente que no es la mejor solución.

Creo que para finalizar debo lanzar al aire la reflexión para usted, que se toma la molestia de leer mi opinión a cada ejemplar. Estructure su opinión personal, a donde llegaríamos si se aplica la pena de muerte considerando que el delincuente si es responsable del delito que se le imputa, a combatir la muerte con muerte. Esto no cree que sería simplemente VENGANZA, la ley del taleón “Ojo por ojo y diente por diente” a ese paso puede que nos quedemos ciegos y chimuelos, ¿por que no hablamos también de impunidad?

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