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Justificar a ambos ladosTraer hijos al mundo: ¿Es bueno o es malo?

Agradezco el envío del siguiente artículo. Andrea, Alejandra, Gustavo y Livier viven en la misma ciudad: Guadalajara. Aunque no se conocen, los cuatro coinciden en un punto: “No tener hijos”.
A distancia comparten una creencia cada vez más extendida entre distintas parejas de esta ciudad y del resto del mundo: los niños limitarían el desarrollo de sus vidas. Las críticas son lo común. Les llaman egoístas e ignorantes, porque “no saben lo que se pierden”. A ellos nada los detiene. Utilizan su tiempo y dinero de una manera que envidiarían jóvenes como ellos, que en vez de pensar en viajes, moda y aventuras, tienen el deber de mantener a una familia.
Las parejas sin hijos o solteros y solteras sin compromiso, ahorran para viajar a sitios diversos, asisten a conciertos, comen en restaurantes gourmet, salen de parranda con amigos, compran ropa de marca o de última moda, pagan algún club deportivo o gimnasio, adquieren libros o música para llenar su iPod. Sus computadoras móviles tienen los productos más actuales de la feria mercadotécnica.
Los mercadólogos los tienen en la mira. Se interesan por ellos: el grupo de solteros que busca agencias viajeras, mascotas, bienes raíces, autos y ropa, es cada vez más amplio. Ls personas sin hijos, en general, tienen estudios de licenciatura, son exitosos en su trabajo y utilizan ese 28% gasta una familia en los hijos, en gustos personales.
Alejandra es una chica de 28 años. Sonrisa fácil. Tiene dos años y medio de casada: “Mi esposo Arturo y yo preferimos alcanzar nuestros proyectos profesionales. Y aunque la gente me critica y me llama egoísta porque no les cuadra que una mujer como yo no quiera tener hijos, para mí tener niños no es lo máximo. Prefiero ahorrar dinero e irme de viaje con mi esposo a Veracruz, Monterrey, Estados Unidos o a la playa”.
A Livier, soltera de 36 años, le encanta asistir a conciertos de rock: “Yo veo a los hijos como una limitante personal. Ya no podría salir tanto. Dejaría de darme mis gustos. Cuando comento a mis amigos que no quiero tener hijos, me juzgan y hacen hasta lo imposible para convencerme de tenerlos. Me dicen: 'Mira, no sabes lo que dices. El día que los tengas, serán lo máximo'. Para mí sería frustrante tener hijos por dar gusto a los demás. He visto a mujeres que se han separado, se han divorciado y le han batallado más. Y las mujeres son quienes se quedan con los hijos”.
Hay también los que piensan que sería injusto traer niños a un mundo donde la naturaleza, la humanidad y la economía están en deterioro. Es la opinión de Andrea, de 27 años, amante del arte, los deportes extremos y a quien le fascinan las vacaciones fuera del país: “El mundo está muy deteriorado. Hay tanta violencia, destrucción, enfermedades, cambios climáticos. Eso disminuye la calidad de vida de los habitantes. A mí no me gustaría tener niños en esta situación”.
En tanto, Gustavo, de 24 años, quien tiene una actitud relajada mientras rememora con cierto encanto el patinaje por las calles de Barcelona, en su aventura de mochilazo, cuestionó: “¿Para qué tener descendencia en un país sin futuro y sin calidad de vida? ¿Para qué ser más esclavos de lo que somos? México es un país que vive de remesas de inmigrantes, ¿qué futuro tendrán tus hijos cuando se acabe el petróleo en menos de 15 años?”.
Alejandra y Arturo ni se imaginan que se hayan convertido en un objeto de gran interés para los visionarios del mercado. Y es que, a todas las parejas de casados sin planes de tener hijos, los estadunidenses los etiquetaron como DINKIS (Double Income, No Kids). Traducción: Doble ingreso, no hijos.
Son hombres y mujeres de 20, 30 y hasta 40 años, con mayores niveles educativos, profesionales, independientes, con carreras laborales exitosas y que pueden ahorrar parte de su sueldo. En México se calcula que un 7% de los hogares son parejas sin hijos. Es decir, habría un millón 700 mil hogares con dos adultos sin niños.
Los dinkis tienen dinero extra para gastar en otras cosas que a la mayoría de la gente no le interesaría. Son personas que valoran la cultura y los viajes, buscan el turismo de aventura, se hacen acompañar por mascotas, aprecian lo académico, la formación e invierten en el cuidado de su estética y su salud.
No tienen la presión de estar pagando uniformes, colegiaturas y libros. Son gente que pasa poco tiempo en su casa, porque están fuera todo el día. Los fines de semana prefieren hacer deporte o pasear, porque no llevan necesariamente vida familiar. Compran departamentos modernos y van con las tendencias novedosas.
Algunos de los factores que han influido para que las personas decidan no tener hijos, han sido que las mujeres asistieron a las universidades y ocuparon puestos laborales que las hacen retrasar o reevaluar la llegada de los hijos.
Muchas parejas esperan tener mejor sustento económico para el dilatado embarazo. También desean tener más tiempo libre para atenderlo. El riesgo es vivir en un país de viejos. La realidad es que cada vez más personas deciden no tener hijos, y las razones pueden ser desde el miedo a traerlos a un mundo en decadencia, hasta una baja economía y las aspiraciones de un desarrollo personal y profesional.
En Estados Unidos se prevé que para 2010 habrá 31 millones de familias dink; en España estas parejas suman hoy 800 mil, 75 por ciento más que hace cinco años; en China, al menos el 12.4 por ciento de las familias son dinks. Italia, Japón y Canadá siguen la misma corriente. México no queda exento de esta tendencia.
¡Son demasiados! Fue la expresión de Andrea cuando se enteró que su bisabuela había tenido 18 hijos. Antes, las mujeres se casaban a los 16 años, a la espera de los hijos que Dios mande. Tenían hasta 20 escuincles y los veían crecer a toditos, si es que no se les morían por las caídas del caballo o enfermedades como viruela o pulmonía. El promedio de vida de las mujeres era apenas de 35 años y a veces conservaban sólo 12 hijos.
Antes, la población se podaba en forma natural, pero al haber nuevos medicamentos, la salud mejoró, creció el número de personas y hubo mayor sobrevida. Con la novedad de los métodos anticonceptivos, las mujeres decidieron el número de hijos.
Alejandra, Livier y Andrea son el ejemplo. Utilizan pastillas anticonceptivas para evitar el embarazo. Gustavo emplea el preservativo. Según la Comisión Nacional de Población en México, las parejas que utilizan métodos anticonceptivos aumentaron 70 por ciento, de 1974 a la fecha.
Si estás interesado en más información al respecto de este tema, escríbenos, con mucho gusto te la enviaremos vía correo; será un placer compartirlo contigo.

LAE Miguel Mayoral Casillas capydesint@hotmail.com

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