Por el Grillo
Elegir un verdadero líder
Ahora que se perfilan distintas personalidades del pueblo, para ocupar un cargo público tan importante y trascendente como lo es la alcaldía poncitlense, es necesario delimitar desde este momento quién es la persona idónea para ocupar dicha función edilicia. Una persona con carácter de sencillez, integridad, honradez, convicción y trabajo. Debemos hacer conciencia a lo largo de esta temporada en campaña, hasta el próximo 5 de Julio para decidir qué rumbo le daremos a nuestro municipio; la palabra clave en este asunto es “conciencia” en decidir.
Las cualidades que debe tener un dirigente político deben ser a resumidas cuentas el “liderazgo”. El liderazgo es un talento fundamental en cualquier organización, está plenamente demostrado y este talento especial puede aprenderse. Es decir, un líder no nace, se hace. Lo que sucede de manera recurrente es que los altos directivos no tienen referencias o modelos donde aprender, y navegan por intuición, intentando dirigir a sus equipos y departamentos sin un rumbo claro y definido. De las experiencias aprenden, a veces dolorosamente, y redefinen sus estrategias, en un proceso que puede llevarles toda su vida gubernamental.
Por eso, cada vez se hace más necesario que estos directores generales o departamentales cuenten con un asesoramiento especializado, un proceso donde puedan descubrir y entrenar esas competencias de liderazgo en un entorno seguro, para después llevarlas a la práctica en su realidad. Todo el mundo busca y admira en un líder la CREDIBILIDAD. Es decir, haz lo que dices que vas a hacer. Porque si no creemos al mensajero, no creeremos el mensaje. Es básico que el líder clarifique sus creencias y valores, su visión de la organización, su misión en la misma. Si no sabe qué es lo que quiere, difícilmente transmitirá a los demás un mensaje claro y firme.
Si no sabe cual es la visión de la dependencia, a dónde desea dirigirse, tampoco lo sabrán sus subordinados, y siempre creará a su alrededor una imagen de inseguridad. Y por supuesto, el líder debe clarificar cuales son sus valores más importantes, y cómo se reflejan estos valores en su día a día profesional dentro de la organización. Debe alinear sus propias acciones y decisiones con sus valores, creencias, misión y visión de la dependencia. No vale que todo se quede en bonitas palabras, hay que actuar acorde con lo que se ha dicho (La congruencia). Con estos dos pasos, el líder comenzará a caminar con paso firme hacia la excelencia.
Debe conocer y entender a la gente que le rodea, valorar sus opiniones y diversidad, creer en su talento y capacidad incluso más que ellos, e inspirarles con pasión, reconocimiento, al mismo tiempo que exigiéndoles retos mayores. Debe poner retos altos a sus equipos, ya que las personas, por encima de compensaciones económicas, lo que buscan son desafíos, proyectos en los cuales encuentren el reconocimiento personal. "Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar." (Paulo Coelho)
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