Cuando se Pierde una Compañera de Trabajo
Es tan difícil aceptar la noticia de que se ha marchado de este mundo un compañero o compañera de trabajo y con más razón siendo de una forma tan trágica e imprevista.
A ti Nancy, donde quiera que te encuentres, estoy seguro que dejarás muchas lágrimas en tus familiares, amistades, alumnos y compañeros maestros, de quien estoy muy orgulloso de haberte conocido.
Orgulloso y a la vez, inconforme por las interrogantes ¿Por qué? ¿Por qué así? ¿Por qué tan pronto? Sobran las explicaciones, si es que las hubiera, la realidad es que ya no estás y la escuela no será lo mismo sin ti.
En un parpadeo cambia totalmente la vida de tus familiares, nos dejas una enorme pena porque ya no te veremos; qué injusto que se termine una existencia tan productiva y activa en instantes. Cómo buscarle el sentido y objeto de tal acontecimiento, no hay justificación. Continuamente digo que las cosas pasan por algo y hay que descubrir ese algo; en esta ocasión como en muchas, me he equivocado.
No hay accidentes agradables, todos son terribles, ninguno debió de haber pasado. Ninguno debe de pasar cuando se lleva vidas de personas tan queridas.
Quiero expresar mi sentir de la única forma que sé, escribiéndote estas cuantas líneas para que tu paso efímero por este mundo no pase desapercibido. Y quiero recordarte siempre con esa sonrisa alegre y ese entusiasmo para llevar tus actividades de las cuales formé parte en las clases que aplicamos.
Me quedo corto en decirte que te extrañaremos, porque extrañar es cuando alguien está lejos, siempre estarás presente en la escuela y con más razón en mi amistad que tuvimos porque tuve la oportunidad de tenerte como alumna.
El tiempo restaña todos los dolores, espero y sea pronto para que a tus familiares y amigos llegue la pronta recuperación y no queda otra más que derramar una lágrima, secarse el rostro y seguir trabajando, dar clases a los alumnos con el mejor de los entusiasmos como lo hiciste, ya que tarde que temprano, te alcanzaremos.
¿Cuándo, cómo, dónde? Dejémoselo al destino que nos tiene cifrado nuestro fin de ciclo. Descansa en paz, suena muy trillado, ya que todavía tenías una vida por disfrutar, muchas materias que aplicar, muchos alumnos que formar, aún te quedaba muchas enseñanzas que prodigar, de tal manera no estabas cansada como para que ya descanses.
Cuánto deseamos que todo esto sea un sueño, que sea un engaño del destino y mañana poder pasar a saludarte cuando te dirigías a tus clases con tus grupos. Cuánto lo deseamos.
No te conocí mucho, como hubiera querido; pero, sí lo suficiente para asegurar que siempre fuiste una persona positiva, entusiasta, alegre y con mentalidad proactiva en las actividades que participamos.
A los que nos quedamos, nos dejas, sin palabras, la recomendación de estar con nuestras familias mientras estemos, disfrutar cada momento que pasa como si fuera el último y no prestarle tanta atención a los detalles tan insignificantes que hacen que se nos vaya la vida de manera tan vana.
Estoy seguro que nos quieres ver igual como si estuvieras en la escuela, que te recordemos como un gran ejemplo para nuestras actividades, de mi parte te aseguro que así será, muchas gracias por haberte conocido, fue un gran honor, gracias por todo.
Descansa en paz, Nancy. Nunca te olvidaremos.
LAE Miguel Mayoral Casillas capydesint@hotmail.com
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