Por: Lic. Raul Martínez Arreola
Mi Primer Amor...
En la temporada de lluvias del 67 se desbordó el río Santiago y nos hizo desalojar a la gran mayoría de los habitantes del barrio de La Bandera Negra en Poncitlán, estaba yo por terminar mi instrucción primaria en la Escuela Lic. J. Jesús González Gallo, vivíamos en una casona enfrente de la presidencia municipal Ramón Corona # 13 como damnificados de la inundación nos quedamos en ese lugar provisionalmente decía mi madre, y hoy es día que nunca más regresamos al barrio. Ella estaba al resguardo de mi madre esperando a alguien digno, yo la veía y me gustaba, mi madre se dio cuenta y me dijo que si la quería tenia que quererla mucho debía trabajar para merecerla tenía que prometer respeto, prometer cuidarla, llevarla al médico en caso de ser necesario, en fin casarme con ella, yo la veía y me imaginaba que ella coqueteaba conmigo, así seguimos por muchas semanas, pasó navidad y año nuevo, y es así como en la semana santa de 1968 para obtener autorización de mi madre para acercarme a ella hice una larga lista de propósitos que cumplir y si los cumplía tendría la voluntad y autorización para acercarme a ella, para tocarla, para llevarla a donde yo quisiera, y que creen… mi madre aceptó el trato.
Durante 40 días uno a uno cada mañana levantarme temprano 5:00 a. m. sin despertador y sin ayuda cargar una mesa hasta el mercado, acercar bracero y carbón, preparar la mesa y atizarle con el soplador al fuego para que en punto de las 6:00 ya estuviéramos vendiendo churros, así toda la mañana hasta las 8:30 en las que me despedía para irme a la escuela, de pasadita la veía y la saludaba, al regreso medio día y tarde las tareas propias de dorar tostadas, maquilar sopes, por las tardes preparar aguas frescas y suazar y preparar el chile para completar las botellas faltantes, por la noche colaborar en la venta de la nieve raspada, y como responsabilidad principal lavar todos los platos y loza que salían en el puesto que ya mi madre tenía en la casona en mención y por último, batir la masa para los churros del día siguiente, antes de dormir pasaba a saludarla y desearle buenas noches. Ese fue el trato durante toda esa cuaresma el cual cumplí y al final de la cual mi madre me entregó con muchas recomendaciones la cámara de madera que era de mi papá Victorino toda una joya, gustoso procedí a probarla estaba pese el tiempo transcurrido después de que el falleció, en perfectas condiciones, daba unos preciosos negativos tamaño postal, me apoyó con venta de material y capacitación en aquel tiempo el Señor Enrique Arroyo Gaytán de Ocotlán, y ahí empezó una relación de amor a la fotografía que permanece hasta hoy.
Ella fue mi primer amor, me dio todo lo que soy, alejó el aburrimiento de mi vida.
Tuve mi primera bicicleta, mi primer carro, mi primera computadora, etc. etc. con una emoción inmensa recibes tus primeras cosas, pero nada se compara a lo que marca tu vida para siempre, en mi caso nada se compara A MI PRIMER AMOR.
Es un honor y un privilegio compartir contigo mis pensamientos, y en este día tan especial dedicado a la Virgen Del Rosario compartir en los programas de la fiesta la ultima imagen tomada por mi papá Victorino con su vieja cámara de madera (mi primer amor) y la última tomada por tu servidor hace tres semanas, Gracias… Gracias… Muchas gracias.
Durante 40 días uno a uno cada mañana levantarme temprano 5:00 a. m. sin despertador y sin ayuda cargar una mesa hasta el mercado, acercar bracero y carbón, preparar la mesa y atizarle con el soplador al fuego para que en punto de las 6:00 ya estuviéramos vendiendo churros, así toda la mañana hasta las 8:30 en las que me despedía para irme a la escuela, de pasadita la veía y la saludaba, al regreso medio día y tarde las tareas propias de dorar tostadas, maquilar sopes, por las tardes preparar aguas frescas y suazar y preparar el chile para completar las botellas faltantes, por la noche colaborar en la venta de la nieve raspada, y como responsabilidad principal lavar todos los platos y loza que salían en el puesto que ya mi madre tenía en la casona en mención y por último, batir la masa para los churros del día siguiente, antes de dormir pasaba a saludarla y desearle buenas noches. Ese fue el trato durante toda esa cuaresma el cual cumplí y al final de la cual mi madre me entregó con muchas recomendaciones la cámara de madera que era de mi papá Victorino toda una joya, gustoso procedí a probarla estaba pese el tiempo transcurrido después de que el falleció, en perfectas condiciones, daba unos preciosos negativos tamaño postal, me apoyó con venta de material y capacitación en aquel tiempo el Señor Enrique Arroyo Gaytán de Ocotlán, y ahí empezó una relación de amor a la fotografía que permanece hasta hoy.
Ella fue mi primer amor, me dio todo lo que soy, alejó el aburrimiento de mi vida.
Tuve mi primera bicicleta, mi primer carro, mi primera computadora, etc. etc. con una emoción inmensa recibes tus primeras cosas, pero nada se compara a lo que marca tu vida para siempre, en mi caso nada se compara A MI PRIMER AMOR.
Es un honor y un privilegio compartir contigo mis pensamientos, y en este día tan especial dedicado a la Virgen Del Rosario compartir en los programas de la fiesta la ultima imagen tomada por mi papá Victorino con su vieja cámara de madera (mi primer amor) y la última tomada por tu servidor hace tres semanas, Gracias… Gracias… Muchas gracias.
1 comentario:
Buscando algun vestigio de mi hermoso pasado en coneccion con mi epoca de secundaria (Escuela Secundaria Tecnica #6 generacion 1977-80)....me encontre con esta nota tan inspiradora, me gusto mucho leer algo que me llevo a hermosos recuerdos de un mucho mas hermoso pueblo que lleno de magia mi adolecencia, saludos!!!!
Sinceramente Gracias
Ocotlence en California (Gabriela Vargas Martinez)
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